Comunicación única

Si tú eres únic@, ¿por qué tu comunicación no lo es?

Este año Materiagris cumple treinta años. Si hoy me preguntases cuál es el rasgo que más han apreciado nuestros clientes a lo largo de este tiempo, mi respuesta sería inmediata: la personalización. Dicho de otra manera, a nadie le gusta que le traten como a un número. ¿O a ti sí?

¿Publicidad al peso? No, gracias

¿Crees que una aplicación de inteligencia artificial acabará escribiendo los artículos de tu blog? Yo espero que no. Por mucho que la tecnología se haya vuelto omnipresente, la comunicación no puede convertirse en una conversación entre robots.
Sin embargo a veces, cuando hablamos de marketing digital, nos sentimos atraídos por la idea de que un determinado algoritmo o una fórmula infalible nos va a aportar una solución mágica para vender más productos, si somos una empresa, o captar más donaciones, si somos una ONG. Me temo que el marketing digital no tiene ese poder.
Por suerte, nuestros clientes ya se han dado cuenta. Tras un período de readaptación han comprendido que por encima de la tecnología, las redes sociales o el SEO, siempre hace falta una buena idea, un mensaje claro y sencillo que conecte con las audiencias.
Tú eres únic@, tu empresa u ONG es única. Por eso tu comunicación también debe ser única. Tu estrategia de comunicación no puede ser un “copia y pega” de otras estrategias. Tu marca, tu producto y tu audiencia son únicos, por eso requieren un mensaje singular, exclusivo.
La comunicación debe empezar siempre con una buena idea. De eso trata la publicidad. Sin una buena idea, sin un concepto creativo, no hay algoritmo que valga.

 

Comunicación única

En el nombre de Google, del SEO y de la Tecnología

Cuando la llegada de Internet lo cambió todo, saludamos al marketing digital como el nuevo maná. El marketing digital se convirtió pronto en el canal que todos debíamos utilizar para lanzar nuestros mensajes. Era imposible no estar ahí. Irrumpieron nuevos perfiles profesionales, nuevos procesos, nuevas herramientas. Google, Twitter o WhatsApp se convirtieron en los nuevos CNN, The New York Times o BBC. Todo cambió. Y en ese nuevo contexto sólo quedaban dos opciones: renovarse o morir.
En aquellos tiempos el marketing digital se erigió en el faro que nos indicaba el camino a seguir. Y todos iniciamos una nueva andadura sin saber muy bien hacia dónde nos iba a conducir. Recuerdo a clientes que nos comentaban: “queremos tener redes sociales, no sabemos muy bien para qué, pero queremos estar ahí” o “queremos que conviertas nuestro folleto en una página web”.

 

Comunicación única

Aquellos inicios fueron tan inciertos como apasionantes. Y casi sin darnos cuenta, de repente la tecnología se hizo omnipresente en nuestras vidas. En un principio, ese culto a la tecnología arrinconó la creatividad hasta llevarla a un lugar secundario. Sin embargo numerosas señales me están demostrando que esa situación está cambiando. La creatividad vuelve a ocupar el lugar que se merece. Las empresas y las ONG vuelven a darse cuenta de que nada es tan poderoso como una buena idea.

 

Comunicación única

Puedes tener el coche que quieras, siempre y cuando sea negro

Algunas prácticas del marketing digital me recuerdan la famosa frase de Henry Ford. Para mí el fordismo no tiene cabida en las agencias de publicidad. Personalmente considero la publicidad más un proceso artesanal que un proceso industrial. Me encanta la tecnología, no lo voy a negar, pero sé que ni mi Mac ni mi iPhone van a pensar por mí. Las herramientas, sean un lápiz o la última versión de Photoshop, están siempre al servicio de nuestra creatividad. Comunicar requiere talento, empatía e imaginación. Competencias que a día de hoy son 100% humanas.

 

Comunicación única

Las campañas no surgen pulsando un botón, no se activan poniendo en marcha unos procedimientos estandarizados que se aplican a todos los clientes por igual, se trate de lanzar un nuevo champú o de captar donaciones para los afectados por un terremoto. Cada cliente, cada producto, cada audiencia, requieren una solución a medida, personalizada, sin copia y pega. Precisamente por eso la publicidad me parece una profesión tan apasionante.