Haz que tu misión cobre vida

Muchas empresas nacen con una misión clara y concreta que inspira sus pasos en los comienzos de su andadura. Por desgracia, con el paso del tiempo la misión se queda anticuada o se olvida y acaba convirtiéndose en una simple frase bonita que decora alguna pared descolorida. La diversificación de la oferta, un crecimiento incontrolado o una obsesión cortoplacista suelen desenfocar a muchas empresas, que tiempo después ven cómo se han alejado de su esencia.
¿El resultado? Un vacío narrativo que arrebata a las empresas su alma. Aunque los números no sean negativos, los empleados se sienten desmotivados, los directivos, desorientados y los clientes, desatendidos. Cuidado. Tu empresa puede estar presentando síntomas de agotamiento y lo peor es que puede que no te estás dando cuenta.

 

El vacío narrativo, un peligroso enemigo invisible

Si crees que el vacío narrativo es un problema que no está afectando a tu empresa, te reto a que pidas a varios de tus empleados que definan la misión de tu compañía. Si dos la recuerdan y coinciden en su declaración, no sigas leyendo.
Aunque te parezca mentira, en algunos casos ni los propios fundadores recuerdan la misión de su empresa. Y si hablamos de pymes, incluso las hay que nacieron sin ella. ¿Pero por qué es tan importante la misión?
La misión de una empresa guía las decisiones de la compañía, selecciona a las personas adecuadas para llevarla a cabo, inspira a los empleados, da sentido a todas las actividades y ordena la comunicación de la empresa. Es una especie de brújula resumida en una frase. Sin ella las empresas deambulan sin rumbo entre la incertidumbre y los golpes de suerte, pero sin saber a ciencia cierta hacia dónde les va a llevar el futuro.
Por eso es tan importante tener una misión y que ésta cobre vida. Y no basta con reunir un fin de semana a los principales directivos de la compañía en una hermosa casa rural para definir cuál es realmente la misión y plasmarla en un aburrido powerpoint. Hay que poner la misión a trabajar.

 

 

¿Te está costando dinero tener una misión confusa y aburrida?

La misión debe compartirse con los empleados, los clientes y el conjunto de la sociedad. La misión mantiene a todo el mundo alineado y cubre ese peligroso vacío narrativo que sufren muchas empresas.
A nivel interno, la ausencia de una misión clara e inspiradora está debilitando tu liderazgo, está desmotivando a tus empleados y está dificultando tus tareas de selección y contratación. A nivel externo, tu comunicación no está calando en la gente, porque tus mensajes quizás vayan por libre y los consumidores es probable que no se identifiquen ni con tu marca ni con tus productos. En un mundo tan lleno de ruido como el actual no contar con una publicidad clara y concreta es un problema que las empresas suelen pagar muy caro. Según numerosos estudios, una persona recibe al día unos 3.000 impactos publicitarios, y eso sin contar los artículos y las publicaciones en redes sociales.

 

 

Cómo lograr que tu misión trabaje cada día para ti

Antes de nada debes estar plenamente convencido de que la frase que define tu misión es la idónea. Una verdadera misión es mucho más que una frase, es una forma de vivir y ser. Tu misión debe por encima de todo contar una historia.
Para estar seguro, responde a estas tres preguntas: Primera, ¿tu frase define exactamente lo que hace tu empresa para mejorar la vida de las personas? Segunda, ¿transmite una sola idea? Y tercera, ¿la entendería un niño de diez años? Si dudas en alguna de estas tres respuestas, conviene que revises la declaración de tu misión con el objetivo de simplificarla. Cuanta más clara sea, mucho mejor. Ahora bien, si ya estás completamente satisfecho con la frase que expresa tu misión, ahora es el momento de ponerla a trabajar para ti.
Debes reforzar la historia que narra tu misión en todos las áreas de tu empresa: tus estrategias (producto, marketing, ventas, recursos humanos), así como en todos los detalles operativos y en todas las experiencias de cliente. A continuación te describo tres acciones concretas que podrías acometer para que tu misión tuviera consecuencias prácticas:

1º. Explica tu misión a todos los empleados:

Si los miembros de tu equipo entienden la misión de tu empresa y son capaces de explicarla brevemente, aumentarán su implicación y su orgullo de pertenencia. Además se sentirán más seguros y se convertirán en una poderosa fuerza de ventas, aunque no pertenezcan al departamento comercial.

2º. Recuerda tu misión en tus comunicaciones internas

Recuerda con frecuencia tu misión en tus comunicaciones a tus empleados. El hecho de que tú conozcas bien la misión no significa que tu equipo la conozca también. Insiste. Pon ejemplos que aclaren cualquier duda y que demuestren que la misión se va cumpliendo.

3º. Integra tu misión en tus materiales de marketing

Incluye tu misión en tu página web, en tus redes sociales y en tus folletos. No es necesario que la transcribas literalmente. Simplemente demuestra con ejemplos que la estás llevando a cabo. A nadie le importa que la misión de Google sea “organizar la información del mundo y lograr que sea útil y accesible para todas las personas”, pero todo el mundo sabe qué pasa cuando entra en la página de Google y todos los empleados de Google saben en todo momento a qué se dedican.

Recuerda: tu misión es mucho más importante de lo que crees y es una fuente de orden y sentido para tu empresa. Convierte tu misión en una buena historia, compártela con tus empleados, con tus clientes y con la sociedad y pronto empezarás a recoger frutos.