¿Tendría hoy Sócrates un canal de TikTok?

¿Tendría hoy Sócrates un canal de TikTok?

Sócrates es uno de los filósofos más trascendentales de la Historia. Después de 2.500 años de su muerte, sus ideas aún siguen siendo un pilar fundamental del pensamiento de Occidente. ¿O no te suena aquello de “Sólo sé que no sé nada”? Sin embargo, a diferencia de su discípulo Platón o del mismísimo Aristóteles, Sócrates no nos dejó ninguna obra escrita.Aunque hoy nos parezca mentira, Sócrates transmitió todas sus enseñanzas a través de sus conversaciones.

 

El poder de las conversaciones en la era de Internet 

4.000 años después de la existencia de Sócrates, en el año 2.000, un libro revolucionó el mundo del marketing. Se llamaba “El Manifiesto Cluetrain” y empezaba así: “Los mercados son conversaciones”. Aquella frase – la primera de las 95 tesis que conformaban el libro – marcó un antes y un después en el sector del marketing y nos obligó a todos los profesionales a reinventarnos. Los autores – Fredrick Levine, Christopher Locke, Doc Searls y David Weinberger – afirmaban que Internet era un medio de comunicación totalmente diferente y que iba a desencadenar un cambio de era. ¿La razón? A diferencia de la TV, la radio o la prensa, Internet permitía a las personas mantener conversaciones “de humano a humano”.

Como es lógico, ante un cambio de tal magnitud, las reacciones fueron diversas. Hubo quien le restó importancia a esta irrupción y siguió utilizando los métodos de siempre. Craso error. Si no te adaptas a los cambios, estás perdido. Si no, que se lo pregunten a Darwin. Esa fue la causa del cierre de tantas y tantas agencias de publicidad cuyos nombres ahora ni recordamos. También hubo empresas que menospreciaron el poder que Internet otorgaba a los consumidores y no escucharon sus quejas o sugerencias a través de las redes sociales. Muchas lo pagaron caro con graves crisis reputacionales, pero claro en aquellos tiempos esta expresión ni siquiera existía. Todo el mundo quería contratar a un community manager pero nadie sabía muy bien para qué. Y también hubo quien se subió rápidamente al carro sin saber dónde estaba el volante, aunque tuviera que invertir indecentes cantidades de dinero. Surgían empresas como setas, que a los pocos mesas o desaparecían o eran absorbidas por otras compañías más grandes, convirtiendo en millonarios a sus imberbes fundadores. ¿Alguien se acuerda de Terra, Netscape o Napster?

Aquellos primeros años del siglo XXI fueron ciertamente años de confusión e incertidumbre. Estaba muriendo el push marketing y estábamos asistiendo al nacimiento del pull marketing

 

¿Hay algo más persuasivo que la voz humana?

Si hoy Sócrates se paseara por las calles de Atenas, seguramente se sorprendería al ver a tantas personas entregadas a ese artefacto llamado móvil. Mientras recorriese las ruinas del ágora que aún quedan en pie, buscaría a algún ateniense con quien conversar. Pero seguramente, entre la marabunta de turistas, a Sócrates le costaría encontrar a alguien que no estuviera muy ocupado haciéndose selfies o enviando whatsapps. Pero si uno de nuestros móviles cayera en sus manos, Sócrates alucinaría con sus innumerables posibilidades.

¿Qué pasaría cuando Sócrates descubriera todo el potencial que esconde, por ejemplo, TikTok? Sócrates podría transmitir sus enseñanzas a sus discípulos en vídeos cortos en bucle y su audiencia se contaría por millones. Para Sócrates, a quien ha quedado patente que no le gustaba escribir, TikTok sería sin duda una herramienta muy eficaz. Su capacidad de persuadir con la palabra se multiplicaría exponencialmente y sus ideas recorrerían el planeta en tan sólo unos segundos.

TikTok es una prueba que demuestra que en la sociedad actual la lectura ha dejado de ser la principal fuente de conocimiento y la oralidad ha sustituido a la escritura. Hoy hay más gente aprendiendo filosofía en portales de contenido y en canales de YouTube que dentro de las universidades. Por eso hoy Sócrates se sentiría como pez en el agua.

Si aún no has integrado TikTok en tu estrategia de Social Media puede que estés perdiendo una gran oportunidad. Pero aún estás a tiempo. Rectificar es de sabios.