ONG, Fundación, Asociación, Federación… ¿Qué diferencia hay?
En el ecosistema del Tercer Sector conviven múltiples figuras jurídicas bajo el paraguas de las entidades sin ánimo de lucro. ONG, fundaciones, asociaciones, federaciones, cooperativas de iniciativa social… Aunque todas comparten el objetivo de generar un cambio positivo en la sociedad, cada una tiene una estructura legal, unas capacidades y unas limitaciones distintas. Para las personas responsables de comunicación, conocer estas diferencias no es solo una cuestión de exactitud: es clave para generar confianza, construir relatos coherentes y evitar malentendidos con medios, financiadores o aliados estratégicos.
¿ONG? Mejor afinar el término
Empecemos por el concepto más genérico y, a la vez, más equívoco: ONG. Significa literalmente “Organización No Gubernamental”, y no es una figura jurídica en sí misma, sino un término paraguas. En la práctica, se utiliza para referirse a entidades sin ánimo de lucro que trabajan en cooperación internacional, derechos humanos, medio ambiente o acción social, entre otros ámbitos.
Una ONG puede ser legalmente una asociación, una fundación o incluso una cooperativa. Por ejemplo, Médicos del Mundo es una ONG constituida como asociación, mientras que Fundación Vicente Ferrer es una ONG constituida como fundación. Ambas trabajan en cooperación internacional, pero su estructura legal es distinta, lo que afecta a su gobernanza, financiación y comunicación.
Asociación: la forma más extendida
Las asociaciones sin ánimo de lucro son, probablemente, la forma más común entre las organizaciones sociales. Su rasgo diferencial es que están formadas por un grupo de personas que se unen voluntariamente para perseguir un fin común. No tienen ánimo de lucro, pero pueden desarrollar actividades económicas para financiarse, siempre que los beneficios se reinviertan en la misión social.
En términos de gobernanza, las asociaciones cuentan con una estructura democrática. Un buen ejemplo es Ecologistas en Acción, una confederación de asociaciones ecologistas que funciona con una fuerte base militante y participativa. Esta estructura facilita la implicación de las personas socias y voluntarias, pero también exige una comunicación interna sólida y transparente.
Fundación: patrimonio al servicio de una causa
Las fundaciones no se basan en una comunidad de personas, sino en un patrimonio que se destina a una finalidad de interés general. Suelen estar impulsadas por una o varias personas físicas o jurídicas, y su gobernanza recae en un patronato.
Un ejemplo representativo es la Fundación La Caixa, que canaliza parte del beneficio bancario hacia programas sociales, culturales y de investigación. Desde el punto de vista de la comunicación, las fundaciones como esta proyectan una imagen más institucional, suelen contar con equipos profesionales especializados y tienen acceso a canales de difusión más amplios.
Federación: la unión hace la fuerza
Una federación es una asociación de asociaciones. Su objetivo principal es coordinar, representar y fortalecer a sus entidades miembro. No suele ejecutar directamente proyectos sobre el terreno, sino que trabaja en la defensa de intereses comunes, la incidencia política o la prestación de servicios compartidos.
Un ejemplo claro es Plena inclusión, la federación de organizaciones que trabajan por los derechos de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo en España. Su comunicación debe integrar múltiples voces, necesidades y contextos territoriales, equilibrando cohesión e identidad colectiva con autonomía local.
¿Y las cooperativas de iniciativa social?
Las cooperativas de iniciativa social combinan la lógica empresarial con la misión social. A diferencia de las anteriores, pueden tener ánimo de lucro, aunque suelen reinvertir los beneficios y operan bajo principios de democracia interna y participación.
Por ejemplo, Sambucus, una cooperativa catalana que ofrece inserción sociolaboral a jóvenes en situación de vulnerabilidad a través de la gastronomía, comunica desde un enfoque empresarial, pero sin perder de vista su misión social. Este tipo de entidades desafían los estereotipos del tercer sector y requieren un enfoque narrativo híbrido, entre lo social y lo emprendedor.
Otras figuras menos comunes
Existen otras figuras jurídicas como consorcios, mutualidades o entidades religiosas, que también desarrollan actividades de interés social. Un caso interesante es el de Cáritas, que actúa como entidad social de la Iglesia católica y combina una estructura eclesiástica con una operativa similar a la de una gran red de acción social.
¿Por qué importa todo esto en comunicación?
Porque no es lo mismo comunicar desde una asociación vecinal que desde una fundación corporativa. El lenguaje, los mensajes clave, el tono, los públicos y los canales cambian según el tipo de entidad. Y porque la coherencia entre lo que somos, lo que decimos y cómo lo decimos es esencial para construir confianza y credibilidad.
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Director Creativo de Materiagris. Especialista en Publicidad y Storytelling para empresas con impacto social. También soy profesor de Creatividad Publicitaria y Copy en Aula Creactiva. Me encanta viajar, escuchar y soñar. Creo que la publicidad puede ser un gran generador de cambios para mejorar el mundo. Linkedin