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Astroturfing: una nueva forma de manipulación en las redes sociales

El astroturfing es una técnica publicitaria que consiste en difundir un mensaje por las redes sociales para crear una corriente de opinión falsa haciéndola pasar por espontánea y popular. El objetivo es que los receptores del mensaje crean que se trata de una opinión que parte de la gente de forma natural ocultando que existe una marca detrás que es la auténtica emisora del mensaje.

Sin duda el astroturfing es una técnica muy controvertida y por esa razón cuenta con un ejército de detractores. Los partidos políticos, las grandes multinacionales y los grandes grupos financieros se han apuntado rápido a esta técnica. Muchos de ellos difunden mensajes con fines partidistas a través de perfiles falsos que crean una base de popularidad que en muy poco tiempo parece legitimar dichos mensajes. De esta manera otras personas, si comprueban que esa opinión parece estar muy extendida entre la población, se sentirán más predispuestas a aceptar una idea, sin saber que detrás de esa información – falsa o cuando menos interesada – se encuentra una marca, un partido político o una organización.

El astroturfing, o cómo manipular la opinión pública a través de las redes sociales

El término «astroturfing» proviene del nombre de una marca de césped artificial norteamericana llamada «Astroturf«. La idea del césped artificial no deja de ser una brillante metáfora que simboliza la idea de crear corrientes de opinión «desde abajo» de forma artificial.

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El astroturfing intenta fingir que sus acciones son protagonizadas por unos pocos individuos que no se conocen y que viven en poblaciones muy diversas y alejadas. El estilo de sus publicaciones en las redes sociales suele ser entusiasta y se posicionan claramente a favor o en contra de una causa. Esas publicaciones corren como la pólvora a través de perfiles falsos y de granjas de bots que intentar crear una corriente de opinión favorable a un objetivo comercial o político.

Al astroturfing se han sumado también gobiernos, grandes lobbies, grupos financieros y ONGs de todo el mundo. La falsificación de lo social, con la creación de escenarios irreales, se está convirtiendo en una técnica de manipulación a la que no parece resistirse ningún grupo de poder.

Las mil caras del astroturfing en las redes sociales

El astroturfing no sólo se nutre de cuentas falsas en granjas de bots rusas o chinas, sus tentáculos suelen llegar más lejos. En algunos casos, los astroturfers – término que puede traducirse como «intoxicadores» – compran directamente a periodistas, comentaristas o tertulianos, para que distorsionen las noticias en sus artículos, blogs o intervenciones públicas. En otros casos, editan de forma tendenciosa las publicaciones de Wikipedia, o crean webs de ONGs falsas, falsifican el tráfico web o crean los llamados «flogs», blogs falsos.

Un caso muy conocido de astroturfing es el caso conocido como «El partido de los 50 centavos». En 2004 el Partido Comunista Chino decidió crear un grupo de comentaristas digitales cuya misión consistía en publicar comentarios favorables hacia las políticas del gobierno con el objetivo de crear una corriente de pensamiento que reforzara el poder del Estado. Otro caso muy conocido es el llamado «Persona Management Software», un programa secreto impulsado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos que pretendía que un único usuario pudiera controlar numerosas cuentas falsas en redes sociales ubicadas en múltiples lugares del mundo.

En la era de la información, mentir se ha convertido en una práctica habitual

Existen numerosos casos de astroturfing dentro del mundo corporativo. En 2013 el gigante coreano Samsung fue multado en Taiwán por organizar una campaña de astroturfing en contra de su competidor chino HTC. En septiembre de ese mismo año, la fiscalía de Nueva York multó a 19 empresas, entre las que figuraban Google, City Search o Yelp, por publicar reseñas falsas utilizando perfiles inexistentes.

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En España, en 2013 la compañía Movistar sufrió una grave crisis en las redes sociales provocada por el despido de un empleado llamado Marcos Andrés. Todo empezó cuando un grupo de empleados de la compañía denunció el despido como improcedente e iniciaron una campaña en Twitter utilizando el hashtag #MovistarNoosAverguenzaUnRato. A la campaña se sumaron diversos sindicatos, colectivos y particulares que convirtieron la protesta en trending topic. En pocas horas, Movistar contraatacó utilizando el hashtag #PalabrasNeciasMovistarSorda a través de numerosos perfiles falsos y publicando comentarios en contra del trabajador despedido. Varios bloggers denunciaron la práctica de Movistar y el caso alcanzó una gran repercusión en las redes sociales.

Está claro que el astroturfing, a pesar de su controversia, se ha convertido en una técnica muy extendida entre agencias, grandes corporaciones, partidos políticos, grupos financieros y grupos activistas. En la era de la información, todos los usuarios de redes sociales debemos defendernos de las mentiras y los bulos que corren libremente por la red.