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Cuando una web se convierte en la historia interminable

¿Por qué muchas webs se convierten en proyectos interminables? ¿Cómo podemos agilizar el proceso de trabajo? La urgencia por obtener resultados visuales nos desvía de lo realmente importante: el mensaje y la historia de la marca. Para que una web funcione, hay que centrarse primero en el mensaje que se quiere transmitir. Sin un mensaje claro y un contenido bien definido, el diseño de la web está condenado a fracasar. Si nos guiamos con una metodología clara, desarrollaremos la web con fluidez.

Quien mal empieza, mal acaba

A la hora de diseñar una web es imprescindible comenzar con una buena planificación. Hay que construir unos cimientos sólidos para evitar que todo se desmorone. El cliente quiere ver maquetaciones bonitas cuanto antes y muchos diseñadores tienden a meterse directamente a trabajar con el ordenador. Sin embargo, diseñar sin una investigación previa es un gran error.

Investiga a la marca, a su audiencia y a su competencia. Gracias a la fase de research nos pondremos en la piel del usuario, detectaremos sus necesidades y captaremos insights imprescindibles. Por ejemplo. quizá el cliente pide un buscador avanzado con un costoso desarrollo pero si no responde a una necesidad del usuario, habremos invertido muchos recursos en una estrategia errónea.

Primero el contenido, después el continente

Diseñar una web sin disponer del texto ni de las imágenes es empezar la casa por el tejado. ¿Cómo vas a cocinar sin tener primero los ingredientes? En mil y una ocasiones, los diseñadores maquetan textos e imágenes que nada tienen que ver con el contenido definitivo. Esto implica rehacer la estructura de la página una y otra vez.

Para crear una buena arquitectura de información, primero necesitamos la información. Los cambios en el contenido implican una cadena de cambios en diseño y desarrollo técnico con su correspondiente “desajuste” de horas de trabajo.

Diseñar por fases

Para avanzar rápidamente y con paso firme, hay que establecer fases claras. Clientes y diseñadores deberían respetar un timing para evitar retrasos y bloqueos en el proyecto. Una vez aprobada una línea de diseño y confirmada una plantilla, se crearán todas las páginas siguiendo esas mismas pautas visuales para dar con una web consistente. Sino, corremos el riesgo de crear un Frankenstein.

Prudencia con las expectativas

De cara a evitar decepciones y frustración, cliente y diseñadores deben definir al detalle el alcance el proyecto antes de comenzar con el desarrollo. Teniendo muy presente el presupuesto para determinar qué funcionalidades tendrá la web. Por ejemplo, puedes soñar con un buscador tan avanzado como el de Amazon pero no disponer del presupuesto de esta multinacional para un desarrollo tan potente.

Para evitar frustraciones es vital presentar bocetos lo más parecidos al resultado final posible. Respecto a las funcionalidades, chequear las necesidades del cliente con un equipo de desarrollo para determinar las diferentes posibilidades técnicas.